Bioero

Las microalgas como consumidoras de dióxido de carbono pueden ser aprovechada en múltiples campos. El equipo de Tecnología Ambiental de la Universidad de Valladolid lo ha aplicado al tratamiento de aguas residuales y efluentes gaseosos tanto domésticos como agroindustriales.

Las algas requieren dióxido de carbono para crecer y generan oxígeno por otro lado las bacterias aerobias presentes en los efluentes requieren oxígeno para sobrevivir y liberan dióxido de carbono.

Este tipo de simbiosis entre las algas y las bacterias es eficaz en el tratamiento de aguas residuales debido a que las bacterias aerobias, que son las responsables de oxidar y eliminar los contaminantes orgánicos presentes en los efluentes, crecen. A su vez, las microalgas necesitan luz y otros nutrientes para efectuar la fotosíntesis.

Los sistemas simbióticos de microalgas y bacterias son importantes en el tratamiento de residuos agrícolas e industriales debido al bajo coste de los mismos y los mínimos requerimientos de mantenimiento.

El equipo de investigación Tecnología Ambiental de la Universidad de Valladolid ha implementado el sistema de tratamiento de efluentes mediante el tratamiento simbiótico de microalgas y bacterias de purines de cerdo y vaca, gallinaza; melazas, residuos del petróleo y efluentes de matadero.

Además, luego de completarse el proceso de tratamiento de residuos, la biomasa de las microalgas resultante puede aprovecharse en otros ámbitos. Alguno de los usos puede ser la generación de metano (biogas) o biodiesel.

La producción de metano se produce por digestión anaerobia, al suprimir el oxígeno que necesitan estos organismos. Por otro lado, las microalgas pueden constituirse como fuente de biodiesel debido a su contenido lipídico y su rápido crecimiento. A modo de ejemplo, el contenido de aceites supera en muchas especies el 30% pudiendo incluso en algunas especies de microalgas llegar al 75%.

La biomasa derivada del proceso de purificación de aguas residuales puede ser empleada como fertilizante para cultivos. Este hecho tiene como ventaja respecto a la aplicación de estiércol bruto la mayor disponibilidad de nutrientes para las plantas y la mejora de la calidad del suelo, según apuntan los investigadores del Grupo de Tecnología Ambiental de la Universidad de Valladolid. Además, algunos tipos de microalgas, como la Chlorella vulgaris tienen concentraciones de proteínas más elevadas que las semillas de soja, lo que las hace apropiadas incluso para la alimentación animal.
También se ha investigado la posibilidad de combinar la depuración fotosintética de los purines con la acuicultura. En este sistema, la biomasa generada en fotobiorreactores puede actuar como sustrato al zooplacton.