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Meditar es reconocida por la medicina convencional actualmente como una estrategia terapéutica alternativa para tratar cuadros de estrés, ansiedad, hipertensión, migraña o hasta complicaciones cardiovasculares.

Investigadores en el área de neurología, como el Dr. Daniel Goleman, ya habían reconocido este beneficio de la meditación.
Estudios efectuados con monjes budistas entrenados en el arte de la meditación fueron analizados por resonadores nucleares de última generación. Las imágenes mostraron diferencias en el funcionamiento cerebral de las personas que meditaban y a partir de ese entonces las investigaciones al respecto han avanzado.

En tal sentido el equipo del Laboratorio de Neuroimágenes de la Universidad de California, en USA usando tecnología de última generación los investigadores estudiaron de manera comparativa los cerebros de 44 personas: de las cuales 22 de ellas no tenían la costumbre de meditar y 22 personas con un entrenamiento en la meditación que varió entre 5-46 años, teniendo un promedio de 24 años practicando alguna forma de meditación. De esta manera los investigadores se centraron en el efecto de la meditación en la propia estructura cerebral.
La dra. Eileen Luders, autora del estudio publicado en la revista Neuroimage, explicó que: “los meditadores tienen más materia gris en aquellas zonas del cerebro relacionadas con el control de las emociones”.

La materia gris es el tejido donde se lleva a cabo el procesamiento de la información que la materia blanca transmite. De esto se traduce la hipótesis de trabajo donde a mayor materia gris, mejor desempeño cerebral. Sin lugar a dudas, las investigaciones irán avanzando en el campo de la neurología y los resultados de las investigaciones que se realicen en el tiempo comprobarán si esta hipótesis es valedera.