Los genes influyen en las personas positivas o negativas
Estudios realizados en hermanos gemelos indican el origen de las diferencias entre personas optimistas o pesimistas.
¿Cuál es la causa de que haya personas positivas y otras negativas?
Al parecer un grupo de genes están involucrados en las diferencias de carácter en personas positivas y negativas.
Según los estudios sólo se han encontrado cambios en sólo 5 genes en el hipocampo del cerebro. Los estudios en hermanos mellizos indican que las diferencias en la personalidad suelen deberse en la mitad de los casos a factores genéticos. Sin embargo, a lo largo de la vida se suele responder a factores ambientales, ya que los genes se adaptan o ajustan en su respuesta en un proceso denominado epigenética. Esto pone en evidencia que la interacción de los genes con el medio ambiente produce minimecanismos que pueden estimular o no la expresión de estos genes.
El papel de la madre en el optimismo o el negativismo
El amor maternal tiene un rol muy importante en la actividad de los genes vinculados con el optimismo o el negativismo. En tal sentido, el profesor Michael Meaney, de la Universidad McGill en Canadá, está investigando el modo de medir cuántos receptores de glucocorticoides están activos en el cerebro de una persona. Se ha observado que el  número de receptores de glucocorticoides activos es un indicador de la habilidad de la persona para soportar el estrés. Y es posible que también sea una medida de cuán bien fue cuidada cuando era joven, reflejando cuán ansiosa o estresada estaba la madre y cómo eso impactó en la cantidad de afecto que recibió en los primeros años de vida.
La actividad cerebral y su vinculación con el optimismo
Se observó La actividad eléctrica en ambos lados del cerebro mediante un electroencefalograma. Una actividad  eléctrica más alta en la corteza frontal derecha que en la izquierda  está asociado con personas que son proclives a niveles más elevados de pesimismo y ansiedad.
Los riesgos de ser pesimista
Ser pesimista, constantemente pendiente de lo que puede ir mal, hace que se esté más estresado y ansioso, teniendo una implicancia negativa en la salud y en los años de vida. Por ejemplo,  un estudio que empezó en 1975, cientÃficos le pidieron a más de mil habitantes del pueblo de Oxford, en Ohio, EE.UU., que completaran un cuestionario sobre sus empleos, salud, familia y actitudes frente a envejecer. Décadas más tarde, la profesora Becca Levy, de la Universidad de Yale, EE.UU , observó los resultados  y encontró que quienes se habÃan mostrado más optimistas frente a la vejez habÃan vivido, en promedio, unos siete años y medio más que las personas pesimistas. A su vez, quienes son pesimistas podrÃa haber sido influenciada por enfermedades o depresión.
En este contexto estudios realizados en monjas son muy valiosos pues viven en un mismo entorno por mucho tiempo.
Resultados similares emergieron de un estudio encabezado por Deborah Danner en la Universidad de Kentucky, EE.UU, donde examinaron los diarios de 180 monjas católicas, escritos cuando entraron en los conventos en los años 30. Monjas que viven en una comunidad cerrada son un buen grupo de estudio pues comparten el mismo entorno la mayor parte de sus vidas, comen igual y tienen experiencias similares.
Marcaron rigurosamente los diarios de acuerdo a la visión optimista y pesimista.
Cuando los investigadores rastrearon lo que habÃa sido de ellas, descubrieron que aquellas que habÃan expresado emociones más positivas sobre la vida cuando estaban en sus 20 vivieron hasta 10 años más que las otras.
Sin embargo, los estudios indican que incluso tarde en la vida uno puede cambiar de actitud y eso es algo que incluso un pesimista puede celebrar, produciendo esos cambios en los genes que afectan la condición de positivo o negativo con los beneficios apropiados para la salud.
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